Nuestra casa es el espejo en el que nos reflejamos cada día, y una casa descuidada es síntoma de desorden en nuestra propia vida. En cambio, cuando nuestro hogar desprende armonía y serenidad, cuando todas sus partes, tanto exteriores como interiores se ven bien cuidadas y preservadas, es reflejo de que en nuestra vida reina el orden y la paz gracias a nuestra constancia porque así sea.
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