Lavar la ropa, en una sociedad, en la que mantener una imagen aceptable exige el cambo continuo de vestuario, se constituye como una necesidad imperiosa. La ropa se ensucia, y hay que lavarla, claro está. El problema es que tanta higiene personal está acabando con el planeta. Porque la mayor parte de los detergentes convencionales, contienen altas cantidades de componentes químicos, que pueden ser perjudiciales para la salud de los animales humanos y los no humanos, así como para el medioambiente.