El titular de este artículo bien podría ser el nombre de un programa de cocina de Televisión Española, pero no, no es eso. En este caso de lo que quiero hablar es de lo magnífico que es la tierra de Castilla la Mancha para poder hacer una ruta gastronómica. Ahora mismo es el turismo que más se lleva. Tú puedes ir a cualquier sitio pero en ese sitio tienes que comer por lo tanto qué mejor ocasión que realizar un viaje para conocer las tierras de Don Quijote, pero para también y, haciendo honor a Sancho Panza, disfrutar de todos sus manjares y viandas.
Si tuviera que definir la cocina de Castilla La Mancha diría que es un tipo de cocina sobria, mediterránea, que sabe aprovechar los recursos de la tierra, de esos montes, para conjugar sabores y texturas en platos variados, que combinan a la perfección tradición y modernidad. Y es así como dan como resultados, unos excelentes productos.
Vino
Podríamos decir que Castilla-La Mancha es el mayor viñedo del mundo. Hay otros vinos de España que tienen fama, tienen calidad o simplemente lo que tienen es mucha campaña de marketing con famosos. Pero a la hora de elegir un vino, todo el mundo piensa en uno manchego. Solo hay que comprobar la extensión de viñas que caracterizan el paisaje de la región y sorprenden a la vista, ya que nos encontramos en una región de las más secas de España. Recuerdo mis viejas de niño por estas tierras en el coche de mi padre, viendo lo que había a mi alrededor.
Pero el buen hacer de los viticultores y de las bodegas y cooperativas han logrado el milagro de poder ofrecer hoy cualquier vino de calidad que, elaborado con distintas variedades de uva, demande el consumidor, desde el blanco al tinto, pasando por los rosados y los vinos envejecidos en barricas o los espumosos. La verdad es que Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma que apuesta por la cultura del vino e impulsa el enoturismo como parte importante e innovadora de los recorridos por la región. Por eso ha sabido hacerse un hueco entre los turistas.
Queso Manchego
Ahora bien, lo que tengo claro es que La Mancha huele a quesos. Unos quesos que llevan produciéndose en la región desde hace muchos miles de años y desde entonces esta tierra es reconocida por el pastoreo de sus ovejas manchegas, se ha volcado en la tradición de la creación de sabrosos quesos que, hoy más que nunca, ha sabido llevar a su punto más álgido. Un ejemplo muy claro lo tenemos en Quesos Adiano, una empresa de toda la vida que elabora el queso manchego de manera artesana a partir de leche cruda de nuestras ovejas de pura raza manchega, cuidadosamente alimentadas en los pastos de nuestra propia finca, donde disfrutan de la belleza y la libertad. Es la mejor forma de entender la forma de hacer queso en esta tierra. No hay duda de que el Queso sigue siendo uno de los productos más característicos e inconfundibles de esta tierra.
Miel
Castilla-La Mancha sabe a miel, que representa una gota de vida y la esencia más pura de nuestras tierras. La producción de miel se concentra en la zona de La Alcarria, entre Cuenca y Guadalajara. Y es que todos recordamos ese famoso viaje a la Alcarría de camilo José Cela. sta miel cuenta con una denominación de origen desde 1993, destacando las monoflorales de romero, monoflorales de espliego y las mieles multiflorales, muy especiales por su aroma y sabor. Sin duda no te puedes ir sin un par de botes.
Azafrán
El azafrán es otro un símbolo de La Mancha. Una fama que se la ganó durante el siglo XX y que ahora mismo sigue ganándoselo con empresas que trabajan por y para ello. Ha exportado su nombre por todos los países del mundo, ganando prestigio y fama por su indudable calidad, fruto del tamaño de su hebra, de su inmejorable color, sabor y olor, y del esmero en su elaboración. Y es que sin duda, el azafrán es uno de los elementos que cambie el sabor en la gastronomía.
Estos son solo algunos de los productos que te puedes comer en Castilla La Mancha, pero no te olvides de sus extraordinarios aceites. Agricultores, ganaderos, viticultores, bodegas y cooperativas agrarias siguen trabajando por ello en estas tierras. La verdad es que no hay duda de que Castilla La Mancha es una tierra para comértela, de primero, de segundo y, por supuesto, de postre.