Si miramos las fotos de nuestros viajes todos tenemos la que nos hicimos en aquel monumento emblemático, la visita al museo, el plato del desayuno… Todo eso está muy bien, pero la mayoría al recordar todo lo vivido lo que más recuerda, lo que destaca en su memoria son las sensaciones y las experiencias significativas que vivió allí. En definitiva, los viajes los revivimos a través de los sentidos, que parece que movidos por la distancia han despertado del letargo en que se encuentran movidos por la cotidianidad. ¿No os ha pasado nunca que descubrís un nuevo comercio en vuestro barrio y lleva unos cuatro meses abierto? ¿Pasar por delante de un edificio y no ser consciente de los cambios que se le han hecho hasta toparte con ellos de golpe? Sin embargo, cuando viajas ese despiste que parece que llevamos de serie desaparece y somos capaces de fijarnos hasta en los más mínimos detalles.