A nivel internacional España y su cultura son conocidas o identificadas con una serie de estereotipos tanto a nivel culinario como a nivel folklórico. De entre esos tópicos que componen esa identidad española vista por los extranjeros y turistas sin duda se encuentra el flamenco y todo lo que le rodea.
Flamenco, marca España
Está claro que España es mucho más que flamenco, toros y paella, pero no por ello debemos renegar de la cultura flamenca o no reconocer el mérito que tiene que algo que forma parte de nuestro folklore sea conocido a nivel internacional. Mucho se ha hablado y se habla de la marca España, sobre todo cuando se habla de las funciones de la figura del Rey de España, pues una de ellas es la de vender la marca España. Pues resulta que cuando se habla de vender España al mundo, se habla de dar a conocer todo aquello que nos representa y todo aquello que puede resultar atractivo para el consumidor tanto dentro como fuera de España, y cuando hablamos de consumidor nos referimos tanto a nivel comercio y empresa, como al turista.
Es en Andalucía donde el flamenco hunde sus raíces, tierra de calor y belleza, amalgama de culturas, influencias y creencias. El flamenco es un compendio de cosas, es arte en todas sus formas, música, baile, moda, incluso las mismas personas son flamencas, los andaluces tienen un algo con lo que rápidamente se les reconoce y se les asocia a esta la que es su propia cultura, su identidad.
Los andaluces son flamencos por cultura desde la cuna
A los andaluces les gusta sentirse andaluces y su cultura andaluza es su bandera, orgullosos de ellos se pasean por sus calles en cualquier festividad, por el motivo que sea, ataviados con la moda andaluza que tan fácil es de reconocer. Ya bien sea por la Semana Santa, como por las diversas y extendidas ferias en toda Andalucía, por el Rocío, o simplemente por una boda, bautizo o comunión, como nos indican desde la firma sevillana El duende de Sevilla, los andaluces no desaprovechan cualquier ocasión para vestir orgullosos sus mejores galas y exhibir la moda flamenca que tan bien es conocida por sus vestidos, volantes y mantillas.
Cuando hablamos de moda flamenca, no solo nos referimos a la moda textil, también hay que hablar del baile y el cante. Gracias a bailaores y cantaores flamencos que viajan y han viajado por todo el mundo, se ha dado a conocer este arte a nivel internacional produciendo mayor calado en países asiáticos como Japón y China, y en América del Norte así como en América latina.
En países como China, y sobre todo Japón, el baile flamenco tiene una gran cantidad de seguidores mayoritariamente entre las mujeres, mientras que los hombres se inclinan más a los deportes, son las féminas las que buscan una proyección personal e interior, un modo de expresión de sentimientos y sensaciones, de fuerza y carácter liberadores de los encorsetamientos de la cultura asiática. Hasta hace poco el fenómeno del flamenco se produjo en Japón y ahora empieza a despuntar en China, gracias a la influencia del turista que viaja a España y queda impresionado por los tablaos flamencos cuando vuelven a su país acuden a las incipientes escuelas de flamenco para practicar dicho baile. No deja de ser curioso cómo no solo se interesan por el baile, sino que también por la moda flamenca, una vez que se introducen en el mundo del flamenco, sin una buena falda o un buen vestido no se baila con la raza que se baila el flamenco.
Pero tampoco podemos olvidar el cante pues va intrínsecamente unido al baile, a la guitarra y a la caja. Cuando el turismo viene a España, sobre todo si visita Madrid o el sur español, no deja de visitar algún tablao flamenco donde no dejan de sorprenderse con el arte andaluz. Desde luego asistir a semejante espectáculo de zapateao, acordes y quejíos es algo que impresiona a cualquier y más aún si es algo diametralmente opuesto a lo que culturalmente estamos acostumbrados.