Protege tus pies

Y como cada año en esta época, diseñadores y firmas muestran sus nuevas colecciones de moda en pasarelas, pero también lo hacen las franquicias de ropa y las grandes tiendas. Así, aunque este año el tema del Coronavirus en Milán este afectando un poco a todo este tema, ya podemos ver qué se llevará en la temporada primavera-verano de este año y, como siempre, ya hay quien ha dado la voz de alarma al ver los nuevos modelos de zapatos y sandalias que sean tendencia.

Es como si la salud tuviera que chocas siempre, de manera directa, con la moda. Al menos en lo que a calzado se refiere. Si la medicina dice que los tacones no son buenos amigos de los pies, los diseñadores crean zapatos con tacones de aguja y tan altos que dan infarto. Si la medicina indica que es mejor no llevar sandalias demasiado sueltas, los diseñadores empiezan a poner de moda las sandalias tipo zueco, en las que el talón va completamente al aire. ¿Es que no hay nadie que pueda crear moda siguiendo unas normas básicas de salud?

Hoy te enseñamos a cuidar tus pies en verano.

Destierra las chanclas

Puede que las típicas chanclas de dedo sean fantásticas para ir a la playa, incluso puede que sean tolerables para usar desde el coche hasta la arena pero una vez hayas salido de la playa cámbiatelas de inmediato.

Las chanclas te obligan a hacer un esfuerzo mayor muscular, inconscientemente, para evitar que se te salgan al caminar, por lo que forzamos la máquina sin darnos cuenta. Al no llevar sujeto el pie se genera desequilibrio y aumenta el riesgo de caídas y esguinces. Es fácil que produzcan heridas en los dedos de los pies debido al roce. Generan un estiramiento de la fascia plantar causando inflamación, dolor y cansancio. Al ser completamente planas, tienen poco soporte plantar. Está prohibido conducir con ellas por muchos motivos. Cualquier golpe que pudieras llevarte te daría directamente contra el pie por estar completamente desprotegido. Etc.

Según las profesionales de Serendipia Shoes un buen calzado de verano sujeta tanto la cara del pie como el tobillo, es ergonómico y está fabricado con materiales que protegen contra roces como la piel y el algodón.

Claves para elegir el calzado en verano

  1. Elige un calzado abierto y transpirable que deje respirar a nuestros pies para evitar la sudoración por exceso de calor. Para ello, huye de materiales como el plástico, que no transpira.
  2. Asegúrate de que el calzado tiene una suela resistente pues las suelas finas y planas aumentan la tensión generada en la fascia plantar, el tendón de Aquiles y los gemelos.
  3. Utiliza un calzado que recoja el pie a la hora de dar el paso, con buenos contrafuertes y acordonado.

En ocasiones, aunque compremos calzado de material transpirable, tenemos una sudoración excesiva, ya sea por genética o por la temperatura externa, en esos casos podemos utilizar unos polvos específicos para evitar la humedad y las posibles infecciones que derivan de ella, como los hongos. También es importante cambiarse de calcetines varias veces al día en caso de utilizarlos.

Para seleccionar la suela, lo mejor es tener una medida estándar en la cabeza que debería ser, como mínimo, de dos o tres centímetros de suela que nos aporte confort y evite la aparición de los problemas anteriormente mencionados.

Y sobre todo, evita el uso de chanclas para paseos largos, aunque sí podemos usarlas en la playa y en zonas con riesgo de contagio como piscinas, vestuarios y gimnasios, así protegeremos los pies. Evita también el calzado plano o aquel calzado que tiene suelas extrafinas, que se pusieron de  moda hace unos años por lo económico que resultaban este tipo de sandalias, pero que a la larga vienen a demostrar el dicho de “lo barato sale caro”. Y, por supuesto, elige la talla correcta. Para saber cuál es sigue estos consejos:

  • El dedo más largo del pie debe quedar a un centímetro aproximadamente de la puntera del zapato, aunque en las mujeres esta medida se puede reducir.
  • Con el pie lo más hacia delante posible, los dedos no deben tocar la parte de arriba de la puntera.
  • Observa el ancho. Si sobresalen pequeños bultos es que el zapato aprieta demasiado.
  • Tampoco es conveniente que quede demasiado ancho. Si te agachas y aparecen demasiadas arrugas, o puedes pellizcar sin problemas la piel del zapato, pruébate una talla más pequeña.
  • Asegúrate de que el talón queda estable en la parte trasera del zapato, evitando que resbale hacia delante.

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