Evidentemente. Aunque nos referimos a los tipos de sauna que existen. Porque no, no solo existe un tipo de sauna. Algo que los asiduos a ellas ya sabrán, pero los profanos desconocen. Esto es así porque asociamos la sauna a los nórdicos o a los clubs deportivos de elite como si se tratara de algo exclusivo de la gente pudiente. Antes era así, pero las cosas han cambiado y disfrutar de una sauna es posible para todo aquel que quiera sudar por gusto que, al fin y al cabo, es a lo que se va a la sauna: a sudar.
Desde sus orígenes milenarios que se remontan a una versión más que rudimentaria de lo que conocemos en la actualidad, media un abismo. Aquellos hoyos excavados en la tierra y piedras calentadas por el fuego, su evolución ha llegado a convertirla en pieza elemental de los más lujosos complejos de bienestar, dotadas con alta tecnología. Aunque podemos encontrar estructuras más rústicas y menos tecnológicas.
Los orígenes de estos populares baños de sudor, se remontan a diez mil años, siendo su práctica cada vez más habitual y parte esencial de la cultura e identidad de varias comunidades a lo largo y ancho del mundo. Desde sus orígenes, la sauna ha evolucionado, dejando atrás las primeras casas “para sudar” de la Edad de Bronce. Como dato curioso, señalar que sus restos se desenterraron en Reino Unido e Irlanda, destacando en la antigüedad de la práctica. No solo los fineses tienen potestad sobre la sauna, pues la historia certifica esos orígenes en diversos puntos del planeta entre los que podemos señalar civilizaciones indígenas de México y América del Norte y diversas culturas del mundo islámico. Tal vez de todos estos puntos surgieran los diferentes tipos de sauna que hoy podemos encontrar.
Para conocer un poco más sobre los tipos y beneficios de este popular baño de vapor, no hemos dudado en acercarnos a profesionales de la talla de Saunas Luxe, expertos en saunas y su instalación. La mejor manera de disfrutar de una sauna, es tener en cuenta sus tipos, beneficios y algunos aspectos relativos a la seguridad. Sobre estos aspectos hablaremos a continuación, así que, sigue leyendo.
Beneficios terapéuticos según tu necesidad
Como todos sabemos, la sauna ha gozado siempre de gran popularidad debido a sus múltiples beneficios para la salud a nivel terapéutico y relajante. Actualmente, siguiendo el curso de la evolución, la tecnología y el diseño han dado como resultado diferentes tipos de sauna, lo que permite una adaptación en función de las necesidades de cada individuo.
Desde la tradicional sauna finlandesa, hasta las modernas saunas de infrarrojos, podemos pasar por los baños turcos y las saunas individuales. Cada una de ellas, ofreciendo una experiencia única para el usuario. Dentro de los diferentes tipos de sauna podemos destacar sus características únicas y la manera en cada una proporciona beneficios para la salud y el bienestar.
Empecemos por la principal que no es otra que la sauna finlandesa. Esta sauna, se reconoce rápidamente por su calor seco. Para elevar la temperatura hasta los cien grados, se utilizan piedras calientes y un rango de humedad que no suele superar el quince por cien. Esta combinación de calor seco y humedad baja produce un ambiente adecuado para provocar la sudoración corporal y eliminar las toxinas de cuerpo a través del sudor. Sus beneficios aportan una mejora de la circulación de la sangre, alivia los dolores musculares y produce un efecto relajante a nivel mental. Se recomienda realizar un descanso cada quince minutos y darse una ducha fría para maximizar los efectos terapéuticos y relajantes.
Del pasado viajamos al futuro y llegamos a la sauna de infrarrojos. Este producto de la tecnología, se sirve de infrarrojos para calentar el cuerpo de forma directa y sin necesidad de calentar el aire. Esto hace posible disfrutar de una experiencia más suave y accesible para todo tipo de personas, sobre todo para aquellas con mucha sensibilidad al calor extremo que se produce en la sauna tradicional. Los beneficios, igualmente, redundan en la mejora de la circulación, el alivio de los dolores musculares y una adecuada eliminación de toxinas. Posee la propiedad de permitir un ajuste de la intensidad del calor, personalizando totalmente la experiencia del usuario.
Por el contrario, el baño turco o hamman, se caracteriza por su elevado nivel de humedad con temperaturas más suaves que las de la sauna finlandesa. Esta combinación ofrece una experiencia diferente, en la que el calor húmedo abre los poros y limpia la piel en profundidad. Los beneficios de un baño turco, son diferentes: mejora la hidratación de la piel, alivia la congestión respiratoria y proporciona un efecto relajante en el sistema nervioso. Al crearse una atmósfera envolvente de vapor se facilita la relajación profunda tanto a nivel mental como físico. Se trata de una excelente opción para facilitar la recuperación y el rejuvenecimiento de la piel.
Por último, la sauna individual. Esta alternativa es ideal para todos los que persiguen los beneficios de la sauna sin necesidad de acudir a un espacio grande o instalaciones ajenas. Se fabrican en tamaño compacto y se diseñan para uso exclusivo y personal, adaptándose a los espacios de la vivienda. Su principal ventaja es la facilidad de instalación y que permite disfrutar de una sauna en la privacidad del hogar. Ofrecen opciones de personalización y se adaptan perfectamente a las necesidades personales. Entre sus beneficios, destacan la relajación y la desintoxicación.
Riesgos de la sauna y algunos consejos de seguridad
No cuestionamos los grandes beneficios que aporta una sauna. Sin embargo, en algunos casos, utilizar los baños de calor, puede no ser prudente. Sobre todo si se sufren algunos problemas físicos o cuando se dan alguna de las siguientes circunstancias:
- Hipertensión o problemas cardiacos. En las saunas, debido a las condiciones que se producen, el corazón trabaja más de lo normal, por lo que no es prudente tomar saunas si se padece de algún tipo de patología coronaria.
- En condiciones físicas desconocidas que pueden sufrirse sin haber sido diagnosticadas previamente. La citada hipertensión y las enfermedades coronarias, la diabetes, angina de pecho, etc.
- Tras realizar ejercicio físico intenso. Aunque algunos crean prudente meterse en la sauna tras una sesión de ejercicio intenso, es conveniente permitir al corazón que se recupere y el ritmo disminuya a niveles de reposo.
- Si has consumido alcohol o drogas, no es una buena idea meterse en la sauna. Puede afectar al corazón, alterar la sudoración y producirse sobrecalentamiento corporal.
- Ante la toma de cierto tipo de medicamentos que interfieran o puedan interferir en la habilidad del cuerpo para regular la temperatura o provoquen somnolencia.
- Las mujeres en estado no deben utilizar la sauna durante el embarazo, puede causar mareos, deshidratación y disminuir la presión sanguínea.
Esto nos quiere decir que, antes de empezar a tomar baños de calor en una sauna, es conveniente consultar con un médico para que nos saque de dudas. En caso de sufrir alguno de estos problemas de salud, los beneficios de la sauna podrían ser contraproducentes y convertirse en desagradables inconvenientes.
A modo de medidas preventivas y de seguridad, se aconseja utilizar la sauna teniendo en cuenta ciertos consejos de seguridad. No hacen daño a nadie y pueden evitar algún disgusto:
- Tomar sesiones de corta duración para empezar e ir aumentando el tiempo de forma gradual.
- Limitar las sesiones a no más de veinte minutos. Esto se aplica a todos los usuarios, incluso los sanos.
- Observa cómo te sientes cuando entras en la sauna. Si eres sensible al calor, sientes mareos o nauseas, empiezas a sentir incomodidad, lo más prudente es salir de la sauna.
- Mantener la hidratación. Siempre, antes de entrar en la sauna hay que hidratarse lo suficiente, no podemos olvidar que la sauna va a hacer que se pierdan líquidos a través del sudor. Entre dos y cuatro vasos es lo aconsejable una vez finalizada la sesión para restablecer los electrolitos, puede beberse agua mineral o zumo de frutas.
- Utilizar el sistema amigo, es decir, ir a la sauna acompañado de un amigo o familiar por si surgiera algún contratiempo.
- Dejar las joyas en la taquilla. No es prudente llevar joyas de metal como anillos o aretes que pueden calentarse y provocar irritación o quemaduras en la piel.
- Proteger el cabello es fundamental, pues la sauna puede dejarlo seco y quebradizo. Una toalla o gorro de ducha es suficiente.
- Llevar la ropa adecuada, ligera y suelta, en caso de no disponer de un traje de baño o toalla.
- Descansar y refrescarse. Sentarse unos minutos y después darse una ducha fría ayuda a bajar la temperatura y regularla para alcanzar los niveles normales.
A pesar de que parecen muchas las medidas necesarias a tomar, realmente la mayoría de ellas, se convierten en un hábito tras unas sesiones. Además de formar parte de una rutina fácil de seguir. Ahora que ya sabemos más sobre la sauna, sus tipos, beneficios y contraindicaciones, junto a las medidas de seguridad a tomar, el siguiente paso, debe ser, probarlo.