La industria sigue siendo uno de los principales motores económicos del país. Muchos y muchas diréis, no sin razón, que España se ha convertido en un país de servicios, que el sector terciario es el más potente que podemos encontrar aquí, pero… ¿qué sería de nosotros y nosotras si se tuvieran que producir en otros países nuestros alimentos, nuestras prendas de vestir, nuestros vehículos y todas esas cosas que nos hacen falta a lo largo del día? Probablemente, serían más caros y muchas veces no podríamos asumir la cantidad de los mismos que compramos. Eso no jugaría en favor de nuestra calidad de vida, como seguro que ya suponéis.
Por suerte, y como hemos dicho más arriba, no nos hemos olvidado de las diferentes industrias en el interior de nuestras fronteras. Y, como no podía ser de otra manera, se trata de actividades que cada vez gozan de una mayor eficacia como consecuencia de las herramientas tecnológicas de las que se van rodeando las empresas. Hay que aprovechar que estamos en un momento como el de la revolución tecnológica para hacer de los procesos algo más sencillo y, a poder ser, barato a largo plazo. Si cumplimos con ello, es evidente que las empresas industriales de nuestro país lo van a notar… para bien, por supuesto.
Trabajo en una fábrica de automóviles desde hace algo más de dos décadas. He sido testigo de cómo ha ido evolucionando el sector, de la crisis económica que comenzó en 2007, cuando solo llevaba un par de años en la industria, y de cómo se ha ido acrecentando posteriormente a esa crisis, incluso durante los años posteriores al coronavirus, que supuso otra crisis bastante grande y una inestabilidad creciente. Las cosas han cambiado mucho y los procesos nuevos han llegado para ser más eficientes que nunca. Incluso hay cosas que, aunque no hayan cambiado en estos años, siguen siendo igual de importantes y deben ser realizadas con la mejor profesionalidad posible y con las mejores herramientas.
Son muchas las cosas que han de ser tenidas en cuenta en lo que tiene que ver con la producción de vehículos. Se necesitan suministros, materias primas, profesionales experimentados en una materia como esta, grandes espacios… y las fábricas deben velar por tener todo esto en todo momento para que la producción no sufra retrasos o cancelaciones. Ni que decir tiene que eso requiere de estar pendiente de muchas cosas… y hay asuntos que suelen pasar desapercibidos pero que son realmente importantes para la realización de un trabajo como este. Un ejemplo de ello tiene que ver directamente con el suministro de aire comprimido, que es tan básico como el de la luz.
En la fábrica de automóviles en la que trabajo, necesitamos día a día un suministro como el del aire comprimido. Lo requerimos para alimentar herramientas neumáticas, para pintar carrocerías y para operar sistemas de control neumático en los procesos de producción. Los compresores se cambiaron hace un par de años y recuerdo algo curioso que nos dijeron desde Airmac Compresores. Decían que la ubicación de los compresores era algo estratégico porque iba a tener una influencia sobre la flexibilidad del sistema y la facilidad de mantenimiento, sobre todo de cara a que cualquier intervención futura se pudiera realizar sin excesivas dificultades. No lo había pensado así en mi vida, pero la verdad es que tiene todo el sentido del mundo.
Se trata de un suministro tan importante como cualquier otro y la verdad es que es una garantía saber que no tenemos ningún problema con él. Cuando existen problemas con cualquier suministro, corremos el riesgo de que la fábrica se paralice. Y ya sabéis que eso conlleva una enorme cantidad de pérdidas para el negocio, aunque solo sea por unas horas. Es normal que asuntos como estos traigan por la calle de la amargura a los responsables del negocio, que no solo tendrán que asumir esas pérdidas, sino que también se tendrán que responsabilizar del retraso en las entregas delante de los clientes, cosa que no es fácil y por culpa de la que hay que tragar mucha saliva.
La verdad es que contar con una garantía en el suministro de este tipo de cosas es algo que aporta mucha tranquilidad y estabilidad. Y ya sabéis que una de las claves para que un negocio funcione es que se encuentre en un contexto y un entorno estables. Todo puede ejercer una contribución a la hora de conseguir que eso sea posible y, desde luego, los suministros también tienen su importancia en ese sentido porque, sin ellos, sería imposible conseguir que los resultados fueran los que son y de los que la industria automovilística está presumiendo de un tiempo a esta parte.
Un sector de peso en la industria española
La industria del automóvil tiene cifras que permite considerarla como una de las más importantes en lo que tiene que ver con el sector secundario. En un estudio publicado en la página web de Statista, se establecen las cifras de producción del sector entre 2011 y 2024. Nosotros vamos a centrarnos en los últimos años. En 2020, un año complicado por razones más que evidentes, se produjeron 2’27 millones de vehículos, siendo en los dos últimos años algo mejor (2’5 millones en 2023 y 2’4 millones en 2024). Como veis, estamos hablando de una actividad que se mantiene viva y que, desde luego, va a seguir provocando la llegada de beneficios a nuestro país.
No todos los sectores pueden presumir de haber conseguido mantener su producción o incluso aumentarla en los tiempos tan difíciles que estamos viviendo. Recordad que no solo tenemos que hablar de la pandemia como una de las situaciones en las que más inestabilidad hemos sentido, sino que también podríamos hablar de todos los problemas en materia de inflación que han estado relacionados con el inicio de las hostilidades entre Ucrania y Rusia, que comenzaron en febrero del año 2022. ¿Qué sector ha podido fabricar más en un entorno como ese? Porque el del automóvil, como hemos visto en el párrafo anterior, sí que lo ha conseguido.
Los asiáticos y Estados Unidos copan el podio en esta industria
España sigue estando lejos, como es lógico, de los principales productores de vehículos del mundo. De acuerdo con el estudio que os vamos a enlazar a continuación y que procede de la web de Statista, el líder es China, con un volumen total de 30,2 millones de vehículos producidos en el año 2023. Estados Unidos, el segundo clasificado, se quedó a más de 19 millones de los chinos, mientras que Japón le va a la zaga al gigante norteamericano y no sería extraño que en algún momento se situaran en la segunda posición. Los tres países son los líderes absolutos de un sector que, desde luego, está más repartido de lo que lo están otros en todo el mundo.
Pero hay más países que son potencias en este sentido. No hemos hablado de Europa y lo cierto es que es un continente muy importante en este sentido. Alemania es uno de los grandes motores del Viejo Continente en lo que tiene que ver con la producción de vehículos y el Reino Unido también es bastante competitivo. Aunque no somos una zona del mundo en la que tengamos a representantes que copen el podio, la verdad es que nuestra producción de vehículos no es baladí y que eso le proporciona mucho dinero a nuestro continente y genera una barbaridad de puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.
¿Tiene potencial España para seguir creciendo en esta industria?
No es una pregunta que tenga una respuesta sencilla ni mucho menos porque hay bastantes factores que podrían ser tenidos en cuenta para valorar si podemos continuar mejorando la producción. Pero el tema es que hay un nicho de negocio, que es el de los vehículos híbridos, los autónomos o los eléctricos, que se van a empezar a producir en masa más pronto que tarde y que, desde luego, van a suponer una oportunidad para que nuestro país destaque entre los demás. España merece una posición destacada en este sector y estamos preparados para ocupar la posición que merecemos dentro del mismo.
Es evidente que no podemos pedir que España sea la industria automovilística más potente del mundo. Decir lo contrario sería mentir de manera descarada. Pero lo que sí puede conseguirse es que España aumente su producción y pase a ser una industria del automóvil de primera línea en Europa, que pueda competir con Alemania o el Reino Unido, quienes han sido los estandartes del sector de manera tradicional. No es osado pedir que así sea, pero es verdad que requiere de bastante trabajo. Un trabajo que es asumible y cuyos resultados van a llegar siempre a medio o largo plazo, jamás de un año para otro, no seamos impacientes.
La industria del automóvil sigue muy viva en España y estamos convencidos de que, de una manera o de otra, va a continuar estándolo durante muchas pero que muchas décadas más.




