Hay pocas cosas tan bonitas en este mundo como un grabado en cristal. ¿Verdad? Son las típicas copas que dejamos para celebrar acontecimientos importantes. O esas botellas que mandamos grabar con un recuerdo que no queremos que se nos olvide nunca. Una técnica preciosa pero que cuenta con muchos años de trabajo y de esfuerzo.
Aunque la pregunta que nos hacemos hoy es dónde viene. ¿Cuál es su origen? Muchos se piensan que puede venir de América, pero no. En esta ocasión, el país de las barras y estrellas nada tuvo que ver en sus comienzos, aunque es cierto que se han empeñado en contribuir a su buena realización. Vamos a adentrarnos un poco más en esta técnica y conocer de dónde viene.
Egipcios y romanos
La decoración del cristal se cree que tiene sus orígenes en el Mediterráneo oriental. Existen documentos que certifican que los egipcios tallaban a mano desde el siglo VIII a.C. Era una técnica más antigua pero efectiva. En su caso, lo que se hacía era soplar el vidrio en moldes con relieves de diferentes formas. Una técnica que en algunas zonas rurales aún se sigue haciendo. Posteriormente, en el siglo I d.C. el vidrio se extendió por todo el Imperio romano. Y ya se sabe que los romanos siempre le dan una vuelta de tuerca a todo.
En este caso, los ‘malditos’ romanos (que diría Astérix) tallaban con la técnica de punta de diamante o con una pequeña muela, que giraba rápidamente por medio de un pedal y con el que se lograban estrías y facetas. En el vidrio se podían realizar sencillos dibujos.
Llegamos a la Edad Media, y aunque el metal es el que cobra más protagonismo, se siguen haciendo grabados en cristal, sobre todo fabricando vidrio tallado, aunque en menor medida y siempre siguiendo las técnicas romanas.
Venecia
Sin embargo, en el siglo XV llega una nueva técnica que revolucionó el sector. En este caso fue en Venecia (Italia) donde comenzó a hacerse el cristallo. Algo que era nuevo, ya que se usaba un vidrio delgado y quebradizo, que no puede tallarse en la rueda de cobre, por lo tanto se tendrán que usar puntas de diamante de diferentes grosores y formas. Hoy en día, esta técnica es una de las más complejas, pero también de las más bonitas.
Llega a Bohemia
A esta bonita técnica veneciana, en Alemania le sumaron algo más. Concretamente en en Bohemia, seguro que este nombre te suena. Allí es donde se inventó el grabado al acido, que producía vidrios de fondo mate con dibujos en claro. En el siglo XVIII se empieza a tallar en relieve en Bohemia. Una técnica que todo el mundo conoce y es que es muy valorada, sobre todo para decorar copas, botellas o incluso hacer joyas.
Mientras que en Inglaterra destacó la figura de George Ravenscroft. Tuvo una genial idea que añadió el plomo a la mezcla de sílice pulverizada y potasa con manganeso de fundente. Además se usaron otro tipo de tornos, que dejaban una pieza más brillante, prismática y que reflejaba perfectamente la luz.
El toque americano
En esta historia también tienen algo que decir los americanos. En 1820 se fabricó en Estados Unidos una máquina que producía cristal “prensado” que permitía hacer formas y modelos de cristal tallado abaratando los costes. El resultado era un cristal ligero que podía producirse en serie. Hacia finales del XIX, la industria estadounidense produjo piezas decorativas de tallado profundo y muy pulidas que recibió el nombre de “Brillante.
Con el paso de los años las nuevas tecnologías se han ido metiendo de lleno en el proceso. Ahora mismo para hacer unas copas grabadas como las que se hacen en Cristafiel, se emplean técnicas de grabado a láser, serigrafía y otros sistemas de grabado que se adaptan a las distintas cantidades de copas de cristal o decantadores de vino que se demanden. Incluso existe el grabado de copas a color, que ofrece la posibilidad de incluir fotografías en tus copas aprovechando la última tecnología.
Hay que recordar que varias de las técnicas utilizadas en nuestros días para dar un acabado final al producto son las mismas que se aplicaban en el siglo XVIII, como la talla a rueda y la decoración con esmaltes y dorados. En la actualidad se aplican otras técnicas tales como el grabado a lápiz eléctrico y el arenado personalizado. De estas nuevas técnicas saben mucho en la Real Fábrica de Cristales.
Hoy en día, la industria del grabado en cristal sigue adelante y lo hace con más fuerza que nunca. Una técnica con muchos padres y que cada siglo que ha pasado ha ido reinventándose. Por lo tanto, no podemos decir que ningún país tenga la patente de este arte.