Cuidar la fachada de un edificio es algo indispensable para el mantenimiento de la misma y garantizar la seguridad del interior de la vivienda. Las grietas y humedades pueden provocar que el agua se filtre en el inmueble, con todos los perjuicios que ello conlleva.
Existen numerosos factores que pueden afectar a la salud de la fachada de un edifico. Desde Traltur nos explican cuáles son los más relevantes y a cuáles hay que prestarles más atención para que nuestro inmueble luzca de la mejor manera posible.
Agua y humedad
Las estaciones más lluviosas como el invierno y el otoño se traducen en numerosas precipitaciones que repercuten directamente sobre las fachadas de los edificios.
El agua es uno de los elementos que más poder de erosión tiene sobre los materiales. Las fachadas pueden sufrir humedades debido a las filtraciones. Que la fachada no sea lo suficientemente impermeable puede causar graves problemas a la estabilidad del edificio y al interior del inmueble.
Por si fuera poco, la lluvia puede provocar la aparición de hongos y otras bacterias en las paredes. Esto es así porque la lluvia se lleva consigo el polvo, que, al entrar en contacto con el agua, facilita el nacimiento de microorganismos en las fachadas.
Las fachadas de los inmuebles también sufren en las zonas donde los inviernos son duros, ya que las frías heladas causan desperfectos en los revestimientos ya que el agua se filtra en ellos al congelarse y expandirse.
Tampoco se libran los inmuebles situados en zonas costeras, ya que pueden sufrir salinidad. El agua del mar contiene sal, y esta movida por el aire deteriora las fachadas de las viviendas. La cristalización de esta sal puede causar movimientos mecánicos en la estructura de los edificios.
Viento
Los edificios más altos también pueden sufrir a causa del viento. El aire muy fuerte puede desencadenar vibraciones en la vivienda que repercuten de manera directa en la estructura de las viviendas. Este es el motivo por el que antes de levantar un edificio, se suelen llevar a cabo diferentes estudios para determinar que daños puede causar el viento sobre ellos.
Temperatura
La temperatura es sin duda uno de los factores que más influyen en las fachadas de los edificios. La estructura de las viviendas se ve afectada tanto por el frío como por el calor. Con el frío, algunos materiales de construcción tienen a contraerse y se vuelven más pequeños.
Con el calor, los materiales tienden a dilatarse y crecen. Un remedio para combatir estos cambios de volumen debido a la temperatura con las juntas de dilatación. Estas aseguran la estabilidad del inmueble a pesar de la ganancia o pérdida de estos centímetros.
Teniendo esto en cuenta, las zonas más recomendadas para levantar un edifico son las que tienen una temperatura estable.
Por expansión hídrica
La expansión hídrica es la transformación a la que se ven sometidos algunos materiales de construcción cuando absorben la humedad que existe en el ambiente tras cocerse. Esto hace que aumenten su volumen. Por esta razón, es recomendable esperar uno 50 días desde la cocción de los materiales hasta su colocación. Esta es la única manera de asegurarnos de que los materiales han alcanzado su tamaño máximo
Por expansión del mortero
El cemento es uno de los materiales más utilizados en las construcciones. Para llegar a endurecerse atraviesa un proceso llamado fraguado. El tiempo de este proceso depende de muchas circunstancias como el nivel de humedad en el ambiente o la temperatura. Cuando no se espera el tiempo necesario a que este se endurezca, se corre el riesgo de que fragüe una vez haya sido colocado. Esto causa que en la fachada del edificio puedan aparecer grietas.
Para evitar este problema, existen diferentes productos que se añaden a la mezcla para facilitar el fraguado.
Pintadas
Otro de los grandes problemas a los que se enfrentan las fachadas son las pintadas. A diario nos encontramos con paredes pintadas con grafitis. Este problema puede solventarse pintando encima, pero realmente solo será una solución estética. A la larga, esto podría ser perjudicial para la salud de la fachada. La mayoría de este tipo de pinturas contienen productos químicos que pueden afectar directamente a la estructura del edificio.